Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

viernes, 29 de enero de 2010

Imbra. Habitáculos de vivienda. Colmena Alfa. 03

Abrió la puerta del cubículo con su huella genética y entró con paso rápido deseando olvidar lo ocurrido en el manufactorum. Las niñas aun no habían llegado y Liye estaba en la pequeña ducha. Su mano tembló sobre la placa de datos del habitáculo, una pequeña luz roja parpadeaba en ella. Un mensaje para Liye de la delegación colmenar del departamento de Defensa Planetaria...
No quiso verlo, no podía afrontarlo ahora.
Con unos rápidos pasos fue hasta el baño dejándo la ropa caida por el pasillo. Imbra entró en la ducha y tocó la espalda de Liye, que se sobresaltó.
-No sabía que habías llegado.- pero ella le calló con un dedo en sus labios. Con la mano libre le cogió una de las suyas y se la llevó a un pecho. Él se lo acarició con expresión divertida. Imbra agradeció que el agua siguiese cayendo para que Liye no pudiese ve sus lágrimas.
Ambos se besaron con pasión recorriendo sus cuerpos con sus manos en el vapor del habitáculo, hasta que una pequeña alarma les avisó que estaban agotando el agua diaria asignada.
Fueron a la cama y a pesar de los deseos de Liye ella se puso a horcajadas sobre él olvidando todo durante unos minutos.

martes, 26 de enero de 2010

Bruce. Gigacomercio G-Mart. Colmena Beta. 01

-El ágora está muy tranquila hoy.- comentó Hecter a su compañero mientras media docena de servidores de carga los seguían sobre sus extremidades arácnidas llevando diferentes tipos de electródomésticos para el sector E-678 del gigamercado.
-Ajá.- asintió Bruce sin demasiadas ganas de conversar.
-He oido que unos inquisidores aterrizarán en colmena Alfa al mediodía.
Su compañero no dijo nada durante unos instantes.
-Pues podrían venir a colmena Beta, yo les daría el nombre de un par de iluminados.
Hecter soltó una carcajada.
-Esto si es una herejía, obligarnos a cambiar todo el departamento de electrodomésticos del ágora más grande de todo este subsector galáctico a una zona peor iluminada una decena de pisos por encima.- pero a pesar de querer mantenerse serio no pudo reprimir una sonrisa.- fuego en cantidades y el ágora funcionaría mucho mejor a mayor gloria del Emperador.
Pasaron junto a una del centenar de entradas de G-Mart justo cuando dos rhinos de los arbites cruzaron la avenida periférica de la colmena a toda velocidad.
Bruce miró hacia donde se alejaban con negros ojos pensativos..
-Son los décimos que vemos hoy.
-Habrá problemas en un nivel inferior. Todos van hacia la avenida de descenso.
-Odio cuando pasa esto, las sirenas no me dejan dormir en toda la noche por que algún estúpido chiflado ha perdido el último tornillo y ha decidido atrincherarse en algún estúpido sitio rodeado de estúpidos explosivos.
Hecter dio una orden a los dos primeros servidores para que entrasen en un montacargas.
-Vives en un nivel encantador.- comentó mientras accionaba el mecanismo de descenso. Bruce se despidió con un gesto poco elegante y volvió a la vieja sección de electrodomésticos.
Acortó por el apotecarium donde sus compañeras y los dispensadores automáticos no daban abasto ante una enorme cola de gente histérica.
Una mujer le cogió del brazo y le hizo girar. Odiaba eso, ¿acaso era tan dificil pedir su atención con un “perdone”?
Era una histérica con un feo niño que tenía una mano vendada. Le puso un frasco ante los ojos. Bruce tuvo que retroceder para poder leer la etiqueta.
-¿Servirá esto?- preguntó de malos modos aunque no esperó ninguna confirmación y siguió hablando.- pone que son antivirales, y dicen que son virus, debería funcionar...
Bruce no tenía ni idea de a qué se refería pero pensó que tendría que echar una mano.
-Mire, esta no es mi sección pero puedo consultar a alguna compañera, ¿es para la mano del chico?.
Ella lo miró como si fuese estúpido.
-La mano de Brik está bien. Es por las plagas que asolan los niveles más bajos.
Bruce puso cara de no entender. Ella lanzó un suspiro ofendido.
-Llevan toda la mañana informando de ello por lo megáfonos, incluso han aislado un nivel entero. Oh mierda, no se por qué le estoy explicando esto. ¿No hay alguien en toda la tienda que pueda atenderme y no sea un imbécil?
Le dió la espalda y se alejó de un sorprendido Bruce.

sábado, 23 de enero de 2010

Hellsing. Órbita sobre Valaquia Prima. 04

Lucca no dijo palabra, su guardaespaldas no era el mejor conversador del mundo, pero sabía escuchar. Ambos tenían un acuerdo tácito, el hombretón no era hombre de muchas palabras, no molestaría a Hellsing con charlas intrascendentes pero cuando hablaba el inquisidor hacía bien en escuchar. Diría cosas duras y crueles, pero serían la verdad absoluta. Aquello le había ayudado durante sus últimos años. Mucha gente enmascaraba sus verdaderos pensamientos ante el viejo y encorvado inquisidor, pero mostraban su verdadera cara cuando el único que miraba era el mudo guardaespaldas. Ahora tenía intención de oir su opinión.
-¿Qué te parecería servir a Atlua Blaria?
El guardaespaldas torció el gesto y se pasó la mano de metal por la barba.
-Es intrigante.
-Mucha gente diría que eso la cualifica para el puesto.
-Es una zorra intrigante, demuestra demasiado fervor por demostrar que es la mejor de tus pupilos y no le importa como conseguir los méritos.
-Eso demuestra que es ambiciosa.
-Orangal también lo era.-dijo aquella voz tranquila y pausada.
Aquello le dolió. Orangal. Era un duro golpe. No lo esperaba y los años no habían mitigado la traición.
Estuvo a punto de decir algo de lo que se habría arrepentido, pero sabía que la intención de Lucca no era provocarle.
El guardaespaldas pareció darse cuenta del malestar de Hellsing y se disculpó.
-Lamento lo que he dicho, no debería haberlo mencionado. Sabes que estoy acostumbrado a hablar con la espada y no con la lengua...
Un gesto de las pálidas manos manchadas por la edad del inquisidor le indicó que todo estaba olvidado, a pesar de esto Lucca continuó hablando.
-...pero no aprobaré que eligas a Atlua Blaria.
El anciano pareció meditar unos instantes.
-Entonces me recomiendas a Sonner Blendeh.
-Es apenas un muchacho, demasiado ansioso por la causa pero sin la edad suficiente para hacerle templar su carácter y usar el cerebro.-opinó negando con la cabeza.
-¿Entonces?
-No te mueras.- dijo encogiéndose de hombros.
Hellsing emitió una carcajada seca y amargada. Después soltó un suspiro y cambio de tema.
-Antes de ir a Valaquia hay una cosa que debes saber. ¿Sabes que hay en el almacen rt/8 de la nave?
Lucca negó con la cabeza.
-Nadie lo sabe,- continuó Hellsing,- ni siquiera el capitán pero muchos teorizan, artefactos Xenos, Reliquias del Administratum, herejes o psíquicos en animación suspendida para llevarlos al Cónclave, incluso alguien propuso que eran bombas víricas para llevar el Exterminatus a Valaquia Prima. Es algo más terrible que eso y solo yo tengo acceso a esa zona, es algo que no puede caer en malas manos. Ahora te he dado autorización para que entres tu también.
Los ojos de Lucca se abrieron de par en par, fue incapaz de decir nada ante aquella muestra de confianza.
-Pero debes prometerme que solo entrarás si la situación escapa al control de quien me suceda.
El guardaespaldas asintió sin decir nada, aturdido aun por aquella inesperada responsabilidad.
-Bien, ahora hagamos mi equipaje, necesito salir de esta nave y respirar aire fresco.

jueves, 21 de enero de 2010

Hellsing. Órbita sobre Valaquia Prima. 03

El lector digital reconoció la palma de su mano y le dio acceso a su habitáculo en el centro de la nave. Hellsing entró con paso cansado buscando con la mirada la butaca para desplomarse sobre ella. Lucca metió su gigantesco cuerpo después y tecleó el código de cierre en el panel lateral.
El inquisidor se llevó las puntas de los dedos a las sienes y se masajeó con ellos. El guardaespaldas permaneció en silencio mirándolo con aquellos ojos oscuros y tranquilos.
-Estoy cansado- dijo al cabo de un rato el inquisidor - cansado y viejo.
La mirada siguió clavada en él.
-Creo que llevo cansado y viejo mucho más de lo que la mayoría de hombres han vivido.
Un brillo en los ojos, una sonrisa callada.
-En eso he sido afortunado, aunque desearía no haber llegado tan lejos y haber sido más feliz.
La sonrisa se ensanchó.
Un zumbido del intercomunicador llenó la sala, cuando contestó la voz del capitán le informó que estaban por fin en órbita alrededor de Valaquia. Se lo agradeció con una frase cortés y desconectó el aparato.
Lucca se había quitado la toga blanca que solía llevar y flexionaba ahora el brazo derecho, una extremidad de reluciente acero y ceramita, haciendo que los dedos bailasen como un abanico. Siempre que se quedaban a solas lo hacía, según él para mantener ejercitada la prótesis mecánica, aunque el inquisidor sospechaba que era por que echaba de menos sus brazo orgánico. A pesar de ello lo mantenía en perfecto estado y a Hellsing le dolía el corazón cuando lo veía bruñéndolo con la misma gamuza que pasaba por la hoja de su mandoble de energía. Aun recordaba la feroz determinación de aquel rostro cuando una bioproyectil tiránido había atravesado su armadura y los virus devoradores de carne le empezaron a devorar la extremidad. El guardaespaldas aferró su mandoble y se seccionó el brazo con los dientes apretados antes de que la descomposición le llegase al torso. Aquel día puso a salvo al inquisidor en un transporte orbital antes de desmayarse.
-Valaquia será el último.- dijo de repente el anciano poniendo voz al pensamiento que le rondaba insidioso desde hacía meses.
Lucca levantó los ojos y lo miró de nuevo. Pasados unos instantes y viendo que el inquisidor no seguiría hablando preguntó:
-¿Vas a aceptar por fin el puesto en el Cónclave?-preguntó con una voz serena y sin emociones.
-El Cónclave puede irse al infierno.-masculló Hellsing- estoy muy cansado y lo inevitable se acerca. Estoy seguro de que al otro lado del velo hay gente esperándome con cuentas por saldar.

lunes, 18 de enero de 2010

Droks. Hemisferio nocturno. 03

El despertar había sido increible, como si sus sentidos se abriesen a un mundo totalmente desconocido. Sentía el calor fluyendo por el aire desde el otro lado del planeta, casi podía oler la arena socarrada del enorme desierto rojo. Veía los mil matices de hielo en el paisaje congelado cuando antes solo había sido una película cristalina. Sentía la vida aguardando bajo el suelo, en la vegetación helada que lo rodeaba, aguardando empezar su hiperacelerado ciclo en la fase cíclica de la traslación planetaria.
Pero sobretodo captaba la sangre. La olía en su uniforme, en el suelo y en el soldado Yurda, que se levantaba y caminaba tomando consciencia de su cuerpo. Era un picor delicioso en el paladar, una ténue promesa de un sabor prohibido que necesitaba ser saciado. Con unas manos frías y pálidas se llevó una de las solapas de su uniforme manchada por su propia sangre a la boca. Byrns y Werte sonrieron ante su gesto.
A pesar de que el frío había congelado ya la sangre en su uniforme el sabor le hizo estremecerse de deseo. Una descarga de energía que lo recorrió haciéndole rugir a las estrellas.
-Pronto habrá más.- dijo Byrs con aquella voz extraña e impersonal.

jueves, 14 de enero de 2010

Imbra. Manufactorum. Colmena alfa. 02

Imbra supo en cuanto entró a su sector que algo había ido mal, era inevitable. Una mancha roja sobre el suelo verde. Preguntó por el transmisor qué había ocurrido, pero la voz maquinal de uno de los prefectos del Munitorum le dijo a través del aparato que no había sido nada serio y le ordenó que siguiese trabajando.
Deseó mandarlo al infierno.
Fingiendo que no estaba satisfecha con el nuevo contenedor bajo de la máquina y comprobó los enganches. Una de las trabajadoras se acercó para ayudarla e Imbra la interrogó entonces.
Con voz queda aquella mujer le contó que había sido uno de los refuerzos del sector no bélico del manufactorum, enviado allí ante el extra de producción, había resbalado en el suelo y el encargado de la grua había dejado caer el cargamento encima.
Al pobre hombre lo tuvieron que sacar de su silla en medio de un ataque de pánico y sedarlo por la fuerza antes de llevárselo a la enfermería, al otro lo tuvieron que arrancar del suelo con máquinas de limpieza.
-¿No comprobó que la zona estaba despejada?-preguntó incrédula, conocía a aquel hombre y sabía que era metódico en su trabajo.
-Han sido esos cabrones - dijo la trabajadora refiriéndose a los prefectos.- han recortado las medidas de seguridad y cuando intentamos llevarlas a cabo nos amonestan.
En ese momento sonó su transmisor, la voz maquinal le ordenó de nuevo que siguiese trabajando si no quería recibir un aviso de nivel gamma en su expediente.
Imbra dio una pequeña palmada a la trabajadora y subió a su transporte. Deseaba que el día terminase, lo deseaba con todas sus fuerzas. No conocía al muerto, pero eso no lo hacía menos horrible. Había otro trabajador en la grua, la gente seguía trabajando y los prefectos seguían evaluando sus placas de datos y hablando en murmullo. Nadie miraba la mancha roja del suelo.
Imbra tuvo que hacer esfuerzos por no llorar. Solo quería volver a su habitáculo y dormir en los brazos de Liye.

domingo, 10 de enero de 2010

Imbra. Manufactorum. Colmena Alfa. 01

Se limpió el sudor de la frente mientras la línea de producción del manufactorum pasaba ante ella. Nubes de vapor surgían de la maquinaria aullante mientras al fondo de la nave el metal fundido se vertía sobre los moldes.
El calor era intenso y todos los trabajadores sudaban copiosamente, sin embargo los prefectos del departamento Munitorum parecían no notarlo, y miraban sus placas de datos intercambiando quedos murmullos.
Sonó la sirena de seguridad que alertaba a Imbra de que la producción debía almacenarse. Con dos largas zancadas trepó por el lateral de la máquina de transporte parecida a un insecto gigante y se sentó a los mandos. Comprobó que ningún trabajador se había metido por error en la zona y activó la máquina que se puso en pie con un crujido de sus seis extremidades. Con gestos fluidos y profesionales bajó la cabeza de la bestia de metal y aferró el contenedor de material en el que se almacenaban unas tres toneladas de placas de blindaje para máquinas de guerra, giró sobre el eje y se encaminó a la zona de salida, donde los titánicos vagones monorailes aguardaban la carga.
Lo descargó allí de un modo maquinal, sin pensar en cómo debido a la larga experiencia que tenía. Cuando volvió al sector ad/15 llevando entre las fauces del transporte una cubeta de hierro sin procesar otro contenedor le aguardaba y pudo ver que un segundo estaba a medio completar.
Volvió a secarse el sudor que le pegaba el pelo rubio a la frente y tras intercambiar una broma con uno de los capataces de la fundición, un hombre enorme que podría ser su padre con la piel quemada y una bronca tos, recogió el contenedor y volvió a emprender el camino.
Normalmente no era así. El trabajo era duro pero no extenuante. Sin embargo en las últimas semanas el Munitorum había ordenado aumentar la producción en un cincuenta por ciento. El Consejo así lo había pedido por orden del Trono de Terra, para abastecer de tanques la campaña en la nebulosa Lucífaga. También se había informado de problemas en el sur de Valaquia prima, regimientos de los regulares perdidos en el año frío, y por precaución las fuerzas irregulares de la FDP se estaban reincorporando al servicio lo que dejaba los manufactorum con menos mano de obra.
Los trabajadores de la estación de salida la miraron agobiados, el anterior envío aun estaba allí. Varios montaban máquinas similares a la suya, aunque de menor envergadura para poder moverse fácilmente entre los monorailes. Imbra solo pudo dedicarles unas palabras de ánimo antes de que su transmisor se encendiese para indicar que el siguiente contenedor estaba preparado.
En el camino de vuelta se encontro con Lenda, que llevaba una carga del sector ad/16, un centenar de cañones estremecedores para la artillería que demandaba el Consejo. Intercambiaron una cansada sonrisa y antes de dejarla atrás Lenda bromeó con ella diciendo que más les valdría a los enemigos del Imperio haberse quedado en sus casas.

jueves, 7 de enero de 2010

Hellsing. Órbita sobre Valaquia Prima. 02

Se oyó un carraspeo. Hellsing lo había estado esperando. Dirigió sus amarillentos ojos hacia la figura que la había emitido. Sonner Blendeh, uno de los aprendices de más alto rango. El inquisidor le dio la palabra mientras Atlua le dirigía una mirada helada.
-Todos hemos leido el informe hermana Blaria, queremos saber por qué estamos aquí.
Ella rechinó sus perfectos dientes de perla y agitó la vara de mando, una multitud de datos cruzó las pantallas.
-Hace tres generaciones el planeta fue repoblado después de una cuarentena de un milenio. Alertados por la llegada y supervivencia de un grupo de orkos el Imperio decidió repoblar el planeta. Por qué se impuso esa cuarentena ni qué ocurrió con la población anterior está censurado.
Sonner volvió a hablar.
-¿Cómo que es desconocido? Sómos el Ordo Xenos, llevamos la luz a los lugares oscuros, ocultamos cosas horribles y descubrimos abominaciones antes de que dañen al Imperio del hombre ¿y pretendes decirnos que no tenemos acceso a esa información?
La mujer disfrutó del momento, saboreando cada palabra mientras salía de sus perfectos labios.
-Acceso codificado a nivel Aegis.
El murmullo se extendió por todo el habitáculo de la nave. El nivel Aegis era una leyenda. Cuando los pupilos más capaces hubiesen demostrado varias decenas de años de leal servicio tendrían acceso al nivel Aquila como él propio Hellsing tenía, de hecho actualmente solo sus dos pupilos de más confianza tenían acceso al nivel Corvus. Todos callaron de repente, perdidos en sus conjeturas sobre qué habría tras aquella censura.
Hellsing dio una palmada con aquellas dos arañas pálidas que eran sus manos. Fue como si todos hubiesen recibido una descarga eléctrica y lo miraron con intensidad. Hasta Atlua Blaria dejó de juguetear con la vara de mando y dirigió a él sus maravillosos ojos.
-Hay dos cosas que teneis que saber sobre este planeta aparte de lo indicado por la señorita Blaria. La más importante es que cuando se repobló hace tres generaciones el mundo de Valaquia Prima sus pobladores desarrollaron una extraña característica. El número de nacimiento de hembras quintuplica el de varones. Hay abajo hay cinco mujeres por cada hombre, lo que seguro que complacerá a más de uno de vosotros ¿verdad Sonner?.
Soltó una cascada carcajada que fue acompañada por las de todos sus seguidores varones.
-Espero que cuando terminemos aquí ninguno encuentre demasiado tentadora la idea de abandonar nuestra comunidad y quedarse en Valaquia.
Hubo otra carcajada general, los únicos que esta vez no rieron fueron la joven interrogadora y Lucca, su guardaespaldas.
- Y la segunda es que hemos venido a investigar si la vida de estas gentes se desarrolla según los parámetros imperiales. Ya sabeis lo que eso significa, hablando en nuestra jerga, hemos venido a patear un par de culos.

lunes, 4 de enero de 2010

Hellsing. Órbita sobre Valaquia Prima. 01

Los datos pasaban a toda velocidad por la pantalla. Holopictogramas del planeta que orbitaba bajo sus pies con multitud de vectores de aproximación.
Los ojos de Hellsing parpadearon llorosos ante la información que se acumulaba ante ellos. Levantó sus manos marchitas de dedos flacos y arrugados para frotárselos.
Recordó cuando habían sido fuertes y elegantes, pero de eso había pasado más de un siglo. Más de un siglo desde que las drogas de juventud y los tratamientos regenerativos dejaron de afectarle debido a los viajes y la dura labor, aunque si tenía en cuenta los efectos relativos del viaje espacial a través de la disformidad llevaban envejeciendo casi medio milenio.
El viejo inquisidor sentía el peso de cada uno de los días de aquellos quinientos años.
Giró su encorvada figura hacia los cófrades que componían su equipo de trabajo. Administrativos lexicomecánicos con dedos metálicos como patas de araña que transcribían con ellos en pergamino las codificaciones que llegaban del planeta, torturadores de duras miradas, interrogadores y espías, sabios con aumentos mnemonicos y cráneos excesivamente desarrollados, incluso un par de servidores lobotomizados aguardaban con servobrazos y potentes implantes mecanicomusculares para transportar el equipaje del inquisidor aguardaban en silencio.
Lucca, el callado guardaespaldas le acercó un cómodo sillón y con un gesto agradecido Hellsing se sentó en él. El hombretón volvió a su posición inicial un paso por detrás de él a su izquierda y se mantuvo a la espera, una de sus manos reposando sobre la empuñadura de su mandoble de energía y la otra apoyada sobre el escudo de supresión.
Con un pálido dedo amarillento Hellsing indicó a Atlua Blaria, su pupila más prometedora que comenzase.
Ella le dedicó una sonrisa agradecida que marcó dos hoyuelos en sus mejillas de una forma encantadora. El inquisidor no se dejó engañar, bajo aquella apariencia angelical que ella sabía guardar tan bien había una mente afilada como un cuchillo, una despiadada cruzada de la causa imperial.
La mujer agitó su vara de mando y tanto las pantallas como el gran holograma central de la cámara mostraron una imagen de Valaquia Prima girando.
“Valaquia Prima-dijo ella con voz adorable vocalizando cada palabra y haciendo que llegase sin problemas a toda la cámara a pesar de que no la levantó- Segmentun obscurus, sistema Valaquia, masa aproximada 0,952 veces la de Terra. Población 1.200 millones. 2 masas de tierra. Un megacontinente que ocupa la mitad del planeta y otro más pequeño separado por un brazo de océano, demasiado al sur para ser habitable.
Descubierto durante la gran cruzada se encuentran vestigios de una civilización humana anterior, se desconoce como fue despoblado en un primer momento, aunque hay suficientes indicios geológicos como para apuntar a una destrucción órbital o al uso de armas termonucleares que lo arrojaron fuera de su órbita natural y le otorgaron una nueva órbita errática, de 507 días estandar, debido a los estratos encontrados en la fosa se postula que un arma separó las dos masas de tierra. El eje del planeta se modificó y su velocidad de rotación y traslación se superpusieron de tal forma que la mitad del planeta queda envuelta en la noche durante todo el año alcanzando temperaturas inferiores a -100º en lo que los lugareños conocen como el año frío, la otra mitad consigue temperaturas superiores a los 134,5º. En la elipse de la órbita larga el planeta comienza a girar lentamente acercándose a la rotación natural durante aproximadamente un mes estándar.
La principal población planetaria se distribuye en torno al ecuador, donde la temperatura es apta para la supervivencia, así como en los dos hemisferios donde han desarrollado urbes subterráneas que solo pueden ser abandonadas durante los días de giro del planeta en el que la temperatura se adecua. El hemisferio soleado fue reclamado por el Adeptus Mechanicum para el procesamiento de minerales en el desierto y la síntesis de energía solar, el helado aprovechaba la energía geotérmica para la extracción de combustibles. Todo él ha sido abandonado debido a incursiones de pielesverdes que el gobierno planetario ha demostrado ser incapaz de erradicar.
Ese mismo gobierno se compone de un consejo de los dirigentes absolutos de las megaurbes y las colmenas llamado el Consejo del Ocho por su número de miembros.”