Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

martes, 29 de diciembre de 2009

Droks. Hemisferio nocturno. 02

Droks puso al soldado derribado boca arriba empujándole con la punta de la bota, las insignias del uniforme eran de la tercera, aquel hombre era uno de los que había venido a buscar. Con cien preguntas en la cabeza buscó la radio cuando otras dos formas entraron en el claro.
El comunicador cayó al suelo mientras levantaba el arma y apuntaba alternativamente a una y otra. Dos soldados de la tercera lo miraban.
-Identificaos.- ordenó.
Uno de ellos, el más alto le dirigió una sonrisa tranquilizadora mientras levantaban las manos.
-Soldado Werte y mi compañero es el soldado Byrns, ambos de la tercera estabamos buscando al pobre Yurda.
-No parecía perdido.- gruñó Droks, ya le había atacado un soldado y ahora tenía otros dos delante. Que el Emperador le maldijese si creían que iba a caer otra vez.-Esta herido y huía de algo.
-Algún animal...
-No hay animales en año frío, al menos no de los que hacen heridas iguales a las de los cuchillos estandar de la FDP como las que tiene en el estómago.
-Es un desertor.-dijo Werte.
Droks negó con la cabeza, apoyando su énfasis con el cañon de su rifle laser. La historia acababa de cambiar. Su instinto empezó a susurrar mensajes de alerta.
-Lo siento, pero no me lo creo. Ningún soldado desertaría en el sur durante el año frío, mejor morir de un disparo, que congelado en mitad de ninguna parte.
Los de la tercera siguieron mirando al cabo sin decir nada, entonces este se dio cuenta de que no los había visto por el visor infrarojo, pese a que debían estar a apenas una decena de metros del soldado derribado que había relucido como una antorcha.
-Una última pregunta, ¿donde demonios habeis estado? ¿por qué habeis perdido las comunicaciones?
Su instinto le estaba gritando al oido y aunque no podía entender las palabras se dejó llevar por este. Disparó al pecho de Werte mientras preparaban una excusa y cambió el ángulo para disparar a Byrns antes de que pudiese echar mano a su propio rifle.
Los rayos crujieron mientras sobrecalentaban el helado aire y condensaban gotas de agua en pleno vuelo. Atravesaron de parte a parte a los dos hombres cauterizando las heridas al salir. Ambos se desplomaron al suelo con un suspiro.
Se volvió para mirar al soldado inconsciente y se agachó buscando algo con que maniatarlo. Un crujido del hielo que cubría el suelo le advirtió de su error. Se giró apoyando una rodilla pero la mano de Byrns detuvo el cañón del rifle antes de que apuntase, incapaz de entender como podía seguir en pie pese a la horrible herida de su pecho Droks sacó el cuchillo de la FDP y amagó un torpe golpe, por desgracia Werte se lanzó sobre él en ese momento y lo derribó.
Notó los dientes de Werte cerrándose sobre su cuello, el calor de la sangre fluyendo de la horrible herida cuando le arrancó parte de la garganta.
El valako se convulsionó en el suelo, en shock por el daño recibido. Byrns mordía ahora a Yurda que no se había enterado de nada lo ocurrido. Si hubiese estado consciente Droks habría sabido al fin que pasaba, los cuentos de su abuela volviéndose realidad.
Unos minutos después lo que había sido el cabo Droks, de la cuarta división de la FDP de Valaquia prima se levantó del suelo. No mostró ningún signo de dolor por la horrible herida de su garganta, igual que hizo el soldado Yurda poniéndose en pie pese a todas sus heridas. Werte y Byrns los miraban inexpresivos. Droks volvió a coger su rifle laser y puso en marcha su radio. Saludó al oficial de enlace con voz átona y pidió refuerzos inmediatamente informando de que la tercera divisón había caído en una emboscada orka y estaban necesitados de asistencia urgente.
Desconectó la radio y miró al resto de soldados.
-Vendrán- dijo con aquella voz que ya no parecía la suya.- vendrán a salvarnos y debemos estar preparados.

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