Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

martes, 31 de agosto de 2010

Hellsing. Colmena alfa. 12



Una amplia avenida se materializó alrededor del inquisidor, mientras cientos de personas surgidas de la nada deambulaban por sus aceras.
Él comenzó a caminar a su vez con pasos élasticos pues en el mundo de la mente aun era joven y fuerte.
Observaba los desconocidos edificios, las señales luminosas, los borrosos rostros de la gente que parecía velada por las sombras.
Había participado en cinco rituales como este con anterioridad y todos los lugares eran diferentes. Él tenía la teoría de que en el trauma de la muerte cada uno se refugiaba en lugares que habían significado algo.
Había un hombre caminando en dirección contraria. Su rostro, el único perfectamente visible en aquel mar de caras grisáceas era el de la cabeza que el cuerpo de Hellsing sostenía entre sus manos.
-Acters Klopat.- saludó deteniéndose a varios pasos.
-Inquisidor.- aquello siempre le llamaba la atención, ni Klopat ni los anteriores participantes en aquel ritual jamás habían conocido al joven Hellsing, sin embargo los connatos de personalidad eran capaces de reconocerle.
-Acters, ¿sabes por qué estoy aquí?
El hombre miró alrededor. Había comenzado a llover.
-Aquí fue donde me reclutó. No usted personalmente. Fue la chica, la que es tan guapa como fría.-suspiró- supe que la vida cambiaba, viajaría entre las estrellas, destruiría los enemigos del Imperio.
-Quiero saber por qué lo hicisteis.
-El futuro se presentaba brillante ante mí y durante años fui feliz. Vi nuevas tierras, maravillas que jamás imaginé, y las mujeres... ya sabe, en muchos planetas se vuelven locas por los ultramundanos...
-Acters.
El aludido lo miró fijamente. La lluvia arreciaba parecía confuso, como si por primera vez viese lo que le rodeaba pese a estar hablando de ello.
-No se que hago aquí. Íbamos a un planeta recien colonizado. Recuerdo algo del informe... algo divertido... decía que había muchas más mujeres que hombres. Nos lo pasamos muy bien al llegar, ya me entiende.
-¿Qué pasó en Valaquia?
Pero ahora su antiguo seguidor estaba tatareando una estúpida canción infantil mirando al cielo.
Estaba demasiado confundido para ser útil. La muerte neuronal lo había vuelto inservible.
Hellsing miró a su alrededor. Ya no había sombras caminando a su alrededor. La lluvia se detuvo y se evaporó en un instante como si no hubiese estado allí. La siniestra niebla del olvido avanzaba por el boulevard devorando los frágiles recuerdos de aquel despojo.
Dio media vuelta para marcharse.
-¡Espere inquisidor!- le llamó el hombre de repente sorprendentemente lúcido.-debo decirle algo importante.
Lo miró. Con un par de pasos recorrió la distancia que le separaba y lo sujetó con fuerza.
-Quédese conmigo. Tengo miedo. La niebla se acerca.
Hellsing intentó soltarse sin éxito.
-¡No quiero estar solo!
-Dime algo y te ayudaré.-mintió el viejo.
Aquel hombre estaba realmente atemorizado.
-Este planeta está perdido inquisidor. Sombras oscuras acechan su agonía para devorar el cadaver. Peligros inmemoriales se esconden aquí y cuando alguno prevalezca la condenación caerá...
Terminó la frase con un aullido desquiciado. La niebla trepaba ahora por sus piernas, Hellsing utilizó todas su fuerzas para soltarse y retroceder mientras lo que había sido Acters Klopat era engullido por la nada.
Cruzó el abismo de oscuridad en un parpadeo, fijándose en la luz que brillaba en la lejanía, alumbrando la inmensa negrura surgiendo a través de su cuerpo físico como un faro. El Astronomicón, el ejército de psíquicos condenados en la lejanísima Terra era la luz que le permitía volver de nuevo.
Por fin, tras apenas unos instantes tras haberlos cerrados el anciano abrió los ojos.

Lucca lo miraba exactamente en la misma postura.
Hellsing negó con la cabeza ante la pregunta no pronunciada.
-Se había perdido demasiado. Solo habló sobre horribles peligros sin nombre que nos van a engullir a todos en este planeta...- una mueca terrible que pretendía ser una sonrisa asomó por su cara-¡Je! ¡Como si hubiese uno solo que no estuviese amenazado!
En ese instante la cabeza de Acters abrió la boca y su mirada se tornó terrorífica brillando con un fuego arcano.
-Lamento no haber sido de ayuda inquisidor.-la voz era horrible, desgarrada por mil agonías, suplicando por una destrucción completa. Pero fueron sus últimas palabras las que horrorizaron a Hellsing.
-Orangal le envía saludos.
Y con este tétrico mensaje la cabeza ardió entre las temblorosas manos del viejo inquisidor, dejando helado de dolor su corazón.

lunes, 30 de agosto de 2010

Hellsing. Colmena alfa. 11


De nuevo el anciano colocó las yemas de los dedos en las sienes de la cabeza cercenada. Cerró lo ojos y volvió a concentrarse en su interior.
Al principio solo había negrura. Una vasta inmensidad de oscuridad capaz de evaporar su arrojo. Después, conforme se adentraba más y más en ella hubo sonidos. Parecía el latir de su corazón golpeteando el pecho. Se concentró en el sonido. Cada bombeo hacía que su cuerpo vibrase, meciéndole más y más en la oscuridad.
Lo que estaba intentando era dificil incluso para un psíquico como él. Normalmente toda una curia debía reunirse para intentarlo, sin embargo ahora ni Atlua ni Sonner podían ayudarle. A su favor tenía que el cadaver estaba fresco, el cráneo intacto y gracias a la habilidad de Lucca la muerte había sido tan limpia y rápida así que el cerebro había sufrido un mínimo trauma. Gracias a esto Hellsingo confiaba en poder conseguirlo.
El sonido se convirtió en luz. Cada latido brillaba en la oscuridad como fuegos artificiales, el anciano sintió que el puente empezaba a tenderse.
Hellsing por fin notó que no estaba solo en la negrura. Tendiendo la mano a través del inimaginable vacío sujetó la que se le tendía y tirando con todas sus fuerzas la acercó a la luz de su corazón, la luz con la que el Emperador alumbraba la galaxia.
Algunos inquisidores afirmaban que aquel ritual celosamente guardado por la orden permitía soltar temporalmente el alma del muerto de más allá del velo. Otros, como el propio Hellsing, sostenían que simplemente suministraba energía al cerebro muerto dotándole de una parodia de vida, permitiendo acceder a sus recuerdos y a una leve reminiscencia de personalidad, como un tecnoadepto obteniendo viejos registros de una máquina pensante.

La puerta se abrió. Un umbral de penumbras en la oscuridad.
Hellsing no dudó un instante. Lo cruzó.

viernes, 27 de agosto de 2010

Hellsing. Colmena alfa. 10

Los nudosos dedos tamborilearon sobre la superficie de la holopantalla ubicada en la mesa. Más y más datos pasaron ante sus ojos mientras los hacía a un lado con los movimientos de sus decrépitas manos. Informes y más informes. De la FDP, de la escolta de colmena Beta, de algunos servidores lexicomecánicos presentes en la horrible masacre del día anterior...
Ninguno le interesaba.
Solo había demostrado interés en el parco informe que le habían trasmitido Sonner y Atlua. Era muy escueto y principalmente hablaba de la dama Voidova y su actuación psíquica.
A pesar de los esfuerzos del Apotecarium donde estaban internos era loable que hubiesen tenido fuerzas para realizar el documento tan rápido. Tal urgencia le decía mucho más al viejo inquisidor que lo meramente expresado por palabras. Estaba orgulloso de ellos, y sabía que algún día ambos serían grandes inquisidores por derecho propio.

Hellsing consultó la hora. Aun quedaba un rato para la reunión con el Alto Señor. Por un instante fantaseó con la idea de echar una cabezada, pero le faltaba un informe, el más importante de todos. El que estaba a punto de llegar.
Como si le hubiesen dado la orden de entrar la puerta se abrió automáticamente revelando una enorme forma en el umbral del espartano habitáculo.
-Inquisidor-
Hellsing saludó con un movimiento de cabeza la llegada de su guardaespaldas.
Nada en su aspecto delataba que había luchado a muerte el día anterior. Incluso llevaba una vestimenta similar. Solo una sutura en la mandíbula daba una pista sobre lo ocurrido.
La mano izquierda reposaba sobre la empuñadura de su mandoble pero lo que llamó su atención fue que la extremidad metálica que sujetaba una pequeña caja contra el cuerpo.
-¿Qué has descubierto?-inquirió el viejo ansioso.
El guardaespaldas dejó la caja en el suelo y la abrió sin ceremonias.
-Pensé que quería ver esto.
La mano de acero sacó un grotesco objeto.
Gotas de sangre cayeron sobre la holopantalla.
Dos blanquecinos ojos muertos observaron al inquisidor.
El viejo mantuvo la mirada; en su vida había visto cosas mucho peores que una cabeza cercenada.
Tocó con la punta de un dedo una gota de sangre derramada.
-Lo hiciste sin activar la carga de tu espada.
Lucca asintió.
-Recordé que la energía inutiliza las sinapsis al decapitar.
Una seca carcajada brotó de los arrugados labios del inquisidor. La crueldad impregnaba aquel sonido.
Puso los dedos sobre las sienes del macabro trofeo y comenzó a concentrarse.
-Antes de eso inquisidor le convendría saber una cosa.
Hellsing soltó la cabeza fastidiado por la interrupción.
-¡¿Qué?!
-Ya se por qué no hemos podido contactar con el grupo de infiltración enviado hace meses desde el aterrizaje.
Hellsing volvió a mirar la cabeza. Lo que estaba adivinando en ese momento era inconcebible.
-Se llamaba Acters Klopat. Era uno de ellos.

martes, 24 de agosto de 2010

Bruce. Habitáculos de vivienda. Colmena Beta 06

Decidísteis que nuestro vendedor favorito se encontrase con el terror de las ciudades colmena, un adeptus arbites. ¡Pobre Bruce!, ¿es que nadie tiene un poquito de compasión por el mal trago que acaba de pasar? En fin, aquí tenéis lo que ocurre.




-¡Oh mierda!-maldijo Bruce al contemplar su reflejo en el visor del casco de un arbites. Por un instante estuvo a punto de cerrar la puerta, pero un vistazo a la mortífera escopeta que el adepto llevaba en sus manos enguantadas lo disuadió rápidamente.
Intentó atusarse con poco éxito, ni siquiera se había quitado la camiseta de dormir.
El arbites llevaba su característico uniforme negro, un blindaje ligero tras el que podría haber un hombre o una mujer, era dificil saberlo, y varias armas aparte de la monstruosidad de metal oscuro que se alzaba para apuntarle.
El vendedor dio un paso atrás con las manos levantadas y el miedo pintado en la cara.
-¡Ey!, le juro que les estaba llamando...
-¿Hay algún enfermo en su domicilio?
La voz era totalmente inexpresiva. Ni femenina ni masculina, neutra, la voz que tendría la justicia si decidiese hablar.
Bruce apenas pudo negar con la cabeza sin dejar de mirar las dos bocachas negras del arma.
El arbites bajó la escopeta.
-¿Vive solo?
Asintió.
-El Emperador provee.
Y con esto el encargado del orden dio media vuelta y se dirigió a la puerta del cubículo de al lado. Bruce se asomó y vio varios vecinos mirando también asustados desde el umbral de sus puertas. Varios arbites llamaban a las puertas y extendían la perplejidad por todo el bloque.
Armándose de valor Bruce interrumpió al adepto antes de que llamase a otra puerta.
-Disculpe.
Este se giró otra vez y por un instante la escopeta volvió a apuntarle.
-Verá, llevo toda la mañana intentándo llamarles, ayer en mi trabajo...
Un estampido resonó por todo el pasillo. Todos los cuchicheos callaron de repente. El horrible ruido volvió a oirse mientras los hombres de negras armaduras corrían hacia su fuente. Antes de que llegasen uno de ellos surgió de un habitáculo, la escopeta humeante. Si había alguna expresión tras su casco no podía leerse.
Otro arbites cerró la puerta y empezó a sellarla con un pequeño soplete de fusión.
Los vecinos estaban atónitos. Muchos conocían a la pareja de ancianos que habitaba en el habitáculo.
Un par de guardias cargaron de forma expresiva sus armas con sendos chasquidos.
-Sigan con su rutina.
Y con esto siguieron llamando a las puertas.
Bruce sabiamente decidió que no era el mejor momento para decir nada de lo ocurrido la noche anterior.

viernes, 20 de agosto de 2010

Lord Ciro Berderkat. Cúspide. Colmena Beta. 04


La maravillosa voz se coló en su mundo de ensueño.
-¿Se encuentra bien señor Berdekat?
La pregunta le devolvió a la realidad. Se encontró sentado en el confortable sillón de la consulta sin ninguna noción de cómo había llegado. Tal vez se había excedido con la droga...
-Estoy bien, estoy bien, doctora.-contestó él con la voz pastosa.
Ciertamente lo estaba, el mero hecho de tenerla cerca ejercía un efecto tranquilizador.
-No lo parece señor Berdekat.
Ciro clavó su mirada en los azules ojos de ella. Sin embargo la terapeuta no rehuyó el conflicto. Se la sostuvo largo rato sin temor hasta que el propio noble bajó la vista al suelo. Solo su padre lo había conseguido hasta ese momento.
-Es por la responsabilidad. El Alto Señor me ha dejado encargado de casi todo y apenas puedo afrontarlo. Le supliqué que me llevara a mí, que mi hermano llevaría mucho mejor el rumbo de la colmena pero no me escuchó.
-Su padre confía en usted señor Berdekat. No creo que sea consciente de ello. No hace mucho me dijo que su padre le despreciaba y sin embargo le ha dejado la gestión de toda colmena Beta.
Ciro bufó despreciativo.
-El viejo dejó las cosas bien atadas antes de irse, cada una de mis decisiones las ha tomado él, cada palabra que pronuncio en las reuniones me las dictó él, cada contrato comercial que apalabro está a la espera de su firma.-volvió a bufar, por un instante pareció que iba a escupir sobre la alfombra, pero después vió la mirada desaprobación en aquellos gélidos ojos azules y enrojeció de verguenza.-¿Sabe cuales fueron sus palabras de despedida?
La terapeuta negó con la cabeza.
-Haz todo lo que te he dicho y no la jodas. Justo antes de subir en el tranporte.
Hubo un largo silencio. Ciro pareció a punto de decir algo varias veces pero optó por permanecer en silencio.
Ella lo rompió al final cuando fue patente que no seguiría hablando.
-No puede ganarse su confianza en un día. Pronto volverá el Alto Señor y seguro que se siente orgulloso de su trabajo. A todos hemos celebrado que el aterrizaje del delegado de la Santa Terra ocurriese sin complicaciones.
Ciro sonrió con una mueca torcida. Sabía que tenía que mantener la boca cerrada pero nunca había sido capaz de mantener la lengua controlada.
-No se crea todo lo que cuentan las noticias, doctora.
La aludida lo miró extrañada. Él empalideció al darse cuenta de lo que había dicho. Lo ocurrido en la recepción solo lo sabían el propio Ciro y los presidentes de las más grandes corporaciones empresariales de colmena Beta. Era tan confidencial que su difusión estaba penada con pena capital. Se acurrucó en el fondo del sillón.
-¿Qué ha querido decir?- le preguntó ella.
Él se negó a contestar, mirando hóscamente al suelo.
-Señor Berdekat,- la voz de la mujer estaba cargada de una dolorosa decepción- pensé que estábamos haciendo progresos en nuestra relación. La primera regla de la psicoclínica Tranquilitae es la estricta confidencialidad con nuestros pacientes. Me duele que no confie en mí lo suficiente. Me temo que no podré ayudarle si no lo hace.
Ciro levantó la mirada aturdido pero no dijo nada, aquellas drogas le estaban pasando factura demasiado rápido.
-Muy bien,- ella se levantó, su mirada más gélida que el pictograma del hemisferio nocturno y helado que adornaba la sala.- hemos acabado. En vista de los parcos progresos que realizamos juntos si desea seguir acudiendo a nuestra clínica le atenderá un compañero.
Él se levantó horrorizado. La idea de no volver a ver a aquella mujer era lo más terrible que su embotada mente pudiese imaginar. Jamás en toda su vida había sufrido un pánico similar.
-¡NO!, ¡no por favor!. Quiero seguir con usted. Se lo contaré todo... Confio plénamente y se lo demostraré...
Y con apresuradas palabras comenzó a contar todo lo que sabía.
La impresionante sonrisa de ella acentuándose poco a poco alivió todas sus dudas y temores.

jueves, 19 de agosto de 2010

Hoy es uno de esos días...

... llevábamos idea de continuar con Ciro, pero no ha podido ser.

Así que os recordamos las más sabias palabras que hemos encontrado para afrontar momentos chungos:

martes, 17 de agosto de 2010

Lord Ciro Berderkat. Cúspide. Colmena Beta. 03

Los ojos de Ciro se contemplaron a sí mismos, devolviéndose la mirada a través del espejo. El lujoso aseo de la psicoclínica Tranquilitae le ofrecía la intimidad suficiente para serenarse. Le gustaba la penumbra, la tranquila soledad y el escuchar a escondidas las voces de los que pasaban por el pasillo sin saber que él estaba allí.
Un escalofrío le recorrió la espalda. Una voz femenina. ¿Sería ella?. Solo de pensarlo se estremeció irracionalmente. La necesidad que tenía de estar con aquella mujer que tanto poder tenía sobre él le llenaba de ansiedad estremeciendo su cuerpo.
La voz pasó. No lo era.
El pequeño de los Berdekat suspiró. Volvió a buscar su mirada en el espejo. Si hubiese sido una persona más dada a la introspección probablemente se hubiese preguntado como era que él, el hijo del hombre más poderoso de colmena Beta, que tenía todo cuanto se le antojaba se comportaba como un adolescente ante una vulgar plebeya. Probablemente habría llegado a la conclusión de que no la deseaba como a tantas otras, ya que ella no se dejaba enredar en su juego de poder e influencias, sino que veía al auténtico Ciro más allá de su apellido.
Pero no era una persona instrospectiva. Nunca en toda su vida había necesitado pensar. Era una de las peculiaridades de la vida en lo más alto de la Cúspide.
Sus dedos recorrieron el mentón. Valoró la idea de someterse a otra cirugía para darle un diseño más clásico. Ella había alabado el nuevo diseño de su nariz y aquello le había alegrado el día.
Ahora estaba nervioso, no había podido hacer nada por embellecerse ya que su padre había delegado en él todas las reuniones corporativas durante su ausencia y ni siquiera había podido vestir ropajes adecuados ya que los mejores sastres los habían acompañado a colmena Alfa para esa ridícula recepción. Sus dedos temblorosos abrieron la chaqueta y sacó un pequeño bote de color ambar. Lo descorchó con más prisa de la necesaria y varias capsulas cayeron al suelo. Tomó un par y las tragó con avidez. En cuanto tocaron su lengua sintió la tan ansiada descarga de bienestar inundando su cuerpo.
¡A veces era tan dura la vida en la cumbre!.

lunes, 16 de agosto de 2010

Nueva encuesta. Bruce.




Hacía tiempo que no hacíamos una encuesta, y tachán tachán ahí va esta, ¡la interactividad al poder!
Puede parecer un poco tonto, pero muchas veces las mejores aventuras han empezado al abrir una puerta. ¿No pasa algo así en la novela esa de los enanitos que no paran de caminar para deshacerse de una bisutería horrenda en nosecual volcán?

¿Quien estará al otro lado de la puerta del habitáculo de Bruce?
Vosotros teneis la respuesta. (Como siempre en la columna lateral).

sábado, 14 de agosto de 2010

Bruce. Habitáculos de vivienda. Colmena Beta 05



Bruce estaba en uno de los locales de ocio para adultos de la zona alta hablando con una preciosidad rubia que parecía muy interesada en él y precisamente le estaba comentando que tenía un habitáculo muy cerca por si quería tomar algo en un sitio más íntimo. De repente Hecter le tironeaba del brazo y pronunciaba su nombre con insistencia. Bruce no quería hacerle caso, ¿no veía lo ocupado que estaba? Sin embargo él insistía más y más y la preciosidad pareció diluirse en las sombras…

…un ruido insidioso se coló en el placido mundo de los sueños.

El vendedor abrió los ojos a la luz del amanecer artificial. El despertador pitaba con fuerza. Estiró un brazo para apagarlo y volvió a cerrar los ojos. Pero ese momento de lucidez le traicionó y la realidad le golpeó como un puñetazo. Recordó la horrible escena que había ocurrido en el ágora la noche anterior y el mundo a oscuras tras sus propios párpados ya no le pareció tan acogedor.

Saltó de la cama, incapaz de creerlo, pero al menos consciente del shock en que se había visto inmerso ayer. ¿Cómo había podido dejar los cadáveres tirados en el ágora? Ahora mismo los servidores de limpieza estarían… No quiso pensar en el resultado.

Tendría que haber llamado a los Arbites. Tal vez aún no fuese tan tarde…

Asió con fuerza el comunicador y marcó la clave de las fuerzas del orden. Un pitido largo fue la única respuesta. Un mensaje iluminó la pantalla. Todas las líneas estaban ocupadas recomendaban permanecer a la espera.

Desconectó el aparato con una maldición.

Necesitaba claridad, no estaba pensando bien. En la cocina quedaba un poco de cafeína del día anterior. Se la sirvió en una taza que le había regalado una antigua pareja. ¿Martha o Ilena? Negó con la cabeza, no lo recordaba.

La cafeína estaba ya oxidada pero no tenía ánimos para preparar otra. Bajo la barra estaba la solución. Una botella de amasec.

Alegró la cafeína con un buen chorro del potente licor y se bebió la mitad de un trago. ¡Eso era!, ahora el mundo comenzaba a tener sentido.

Intentó llamar de nuevo, pero obtuvo el mismo resultado. ¿Qué demonios pasaba con los Arbites? ¿Sería más serio lo de las zonas bajas de lo que había pensado?

El color del café le recordó el pelo de una mujer mediodestrozada que se movía hacia él en la oscuridad.

Terminó la cafeina de golpe cerrando los ojos. Intentó pensar en otra cosa. ¿Qué le diría a Hecter y las chicas por no aparecer? ¿Elga se habría ofendido?

Sus tribulaciones se borraron de golpe cuando alguien llamó a la puerta. Algo mareado se levantó con alguna dificultad y se dirigió a abrir.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Nuevo concurso de relatos.

¡Buh!


Ya sabemos que necesitabais vuestra ración de hoy de la magna epopeya en la que estamos inmersos pero también queremos compartir con vosotros un nuevo concurso de relatos que hemos descubierto surfeando por la red. De nuevo avisamos para una segunda edición ¿casualidad, serendipia? o tal vez como diría Zenzei Muzazhi "¡Kozaz ke zenciyamente pazan!"

En este caso no nos presentamos a la anterior edición así que no podemos contaros que tal la experiencia, pero si resañaros que la temática se aleja un poquito de la fantasía para internarse en su querido hermano el horror.

Amantes de Lovecraft (siempre nos hizo gracia la traducción de su apellido) adelante con lo importante:

II Certamen de relatos de terror Editorial Círculo Rojo

La editorial Círculo Rojo convoca la segunda edición de este concurso que el pasado año derivó en la publicación de una obra titulada “Déjame Salir. Antología de relatos de terror”, que ha sido un éxito de ventas a través de Internet. Estas son las bases:

1.El concurso está abierto a todos los autores de habla hispana.

2.Los trabajos que se presenten deberán ser originales e inéditos (no publicados en ningún medio escrito ni digital), no lesionar derechos de otros autores o terceros, no existiendo litigios ni compromisos en vigor que condicionen la plena disponibilidad de la obra.

3.Cada autor sólo podrá participar con un relato. Los relatos deben tener una extensión de entre 3000 y 25000 caracteres en letra Times New Román tamaño 11-12 y espaciado normal. Es conveniente que los relatos aparezcan encabezados por un título. Los textos serán remitidos por correo electrónico a info@editorialcirculorojo.comen un documento word. Además, el autor deberá incluir otro documento word con sus datos personales, teléfono, curriculum literario y email, a modo de plica.

4.La fecha máxima para la recepción de los relatos es el 15 de septiembre de 2010.

5.El fallo del jurado se efectuará antes del 30 de septiembre de 2010, dando a conocer el veredicto a los autores de manera individual.

6.Serán elegidos un mínimo de 8 y un máximo de 25 relatos que formarán parte de una antología que se editará en formato papel y ebook con una tirada de 200 ejemplares y se venderá a través de algunas librerías nacionales y páginas web. Los relatos publicados seguirán siendo propiedad de sus autores, que podrán utilizarlos libremente.

7.Los autores ceden los derechos económicos para la explotación del libro hasta una venta de 200 ejemplares. Si la venta superase esa cantidad y la antología se reeditase, cada autor recibirá un 2% del PVP en concepto de regalía, de forma anual. Si se efectuase una segunda edición, se comunicaría a los autores.

8.Cada autor finalista cuyo relato se incluya dentro de la antología, recibirá un ejemplar en formato papel del libro, sin ningún coste adicional.

9.Habrá 3 premios para los 3 mejores relatos en cada una de las siguientes categorías: Mejor relato de terror, relato más original y mejor relato joven (participantes entre 16 y 25 años). Cada uno de esos 3 ganadores recibirá un lote de libros

10.Los originales recibidos no serán devueltos a sus autores, quienes aceptan de antemano la posibilidad de que su relato pueda ser publicado en la citada obra.

11.Cualquier asunto no contemplado en estas bases será decidido de forma inapelable por los miembros del jurado (compuesto por un comité de lectura elegido por la editorial) y la Editorial CírculoRojo.

12.La participación en este certamen implica la aceptación de todas y cada una de sus bases, siendo el resultado inapelable por parte de los participantes.


Aquí os dejamos la página web: Editorial CírculoRojo.




En fin, nosotros esperamos poder presentarnos y os invitamos también ha hacerlo, aunque sabemos que es duro competir de antemano por el segundo premio jejeje. ;D


lunes, 9 de agosto de 2010

Imbra. Manufactorum. Colmena alfa. 08


La Voz de la colmena brotó de los altavoces. El tono, la pronunciación, la propia cadencia de las palabras tenía algo tranquilizador. Cada persona ponía una cara a la voz que anunciaba las noticias y la propangada de colmena alfa, pero para todos tenía un adorable tono paternal al que costaba resistirse.
"Buenos días camaradas. La jornada continua en colmena alfa, hogar de los más fieles súbditos del Imperio. Los cielos estarán despejados durante el primer y segundo turno, pero esperamos una ligera llovizna en el tercer turno en los sectores D e inferiores. La línea de monorrail CE-312 ha sido cerrada por reparaciones de urgencia, recomendamos usar líneas con destinos adyacentes. Los informes del bendito Munitorum han vuelto a alabar el buen hacer de nuestra colmena, entregando un 7,3% por encima de las mejores estimaciones. El Alto Señor Vlad DRaco ha prometido que anulará las restricciones de productos cárnicos para los sectores C e inferiores si este magnífico resultado se mantiene en la próxima evaluación. Loado sea el Dios-Emperador por ponerlo al frente de todos nosotros y rezemos por que la carga que supone nuestro futuro no sea demasiado pesada para sus hombros".
Imbra no escuchó las siguientes noticias. Las sonrisas de orgullo que brotaron en el manufactorum le volvieron a recordar la mancha de sangre en el suelo del sector ad/15. Notó el frío del eterno atardecer en la cara cuando entró en el hangar, abierto al cielo y lo más alejado posible de las zonas de fundición de metal.
Descargó el contenedor que su vehículo portaba con sus poderosas mandíbulas hidráulicas y saludó a los obreros del almacen, que ya se acercaban para asegurar las gruas que lo apilarían en el depósito de carga de los enormes vehículos atmosféricos que aguardaban en las dársenas.
La operaria chasqueó la lengua con desaprobación. El protocolo de seguridad indicaba que hasta que los hexápodos de carga no se hubiesen retirado nadie podía entrar en el área de descarga, sin embargo ahora había una docena de trabajadores correteando entre las patas de su vehículo. Por enésima vez maldijo a los prefectos del Munitorum y sus prisas.
Mientras tanto la Voz seguía con su charla:
"... prometiendo solo tres meses para la inauguración de las primeras Scholam Pueri en el sector F. Y ahora la noticia más importante, la que ha tenido en ascuas a los benévolos miembros del Partido en la Cúspide, amados por todos. El enviado de Santa Terra eligió nuestra colmena para aterrizar con todos los honores en Valaquia Prima. Su deferencia nos honra. El descenso no tuvo complicaciones y el enviado junto con su séquito ultramundano fue agasajado por los dignatarios en una recepción de gala que demostró el fervor y la hospitalidad de Colmena Alfa. En declaraciones exclusivas para la Voz nuestro eminente invitado ha afirmado quedar gratamente sorprendido por el recibimiento y sentir estar en un hogar que si bien no le corresponde por nacimiento si lo es por adopción".
El hexápodo de Imbra se movió con delicadez impropia sobre los trabajadores. No se sumó a los gritos de júbilo del resto. Le daba igual quien fuese el ultramundano que había aterrizado en la Cúspide. El último había sido el recien nombrado Alto Señor y poco había ido a mejor para las masas de trabajadores desde entonces...
"Eso es todo compañeros, volveremos con vosotros durante el segundo turno. Para terminar os recordamos el axioma del día:

La obediencia es nuestro mayor tributo. Reflexionad sobre la verdad oculta en estas sabias palabras.

Camaradas, el Emperador provee."

domingo, 8 de agosto de 2010

Imbra. Manufactorum. Colmena alfa. 07

Tras el apoteósico silencio los altavoces emitieron un pitido que apartó las consciencias de los habitantes de la colmena del mundo interior donde el himno les había conducido. Poco a poco volvieron al trabajo, y el Manufactorum se llenó de ruidos más profanos. Imbra condujo su vehículo de transporte cargado de munición de artillería con mano firme aunque la propia máquina se comportaba extrañanamente, como si se desperezase tras el descanso. Por el camino se cruzó con un grupo de prefectos del Munitorum, que observaban con ojos fríos el ritmo de transporte de los enormes insectos metálicos. Varios de sus compañeros inclinaron sus cabezas en señal de respeto. Imbra no lo hizo. Recordaba la mancha de sangre en el sector ad/15, el escaso respeto por el compañero caído, el hambre por la producción que convertía aquellos hombres en seres inhumanos. El transporte de Lenda se puso a su lado, ambas se saludaron con una sonrisa. Había algo especial en el rostro de su compañera, un sincero entusiasmo muy diferente de la rutina del día a día.
-¡Por fin lo conseguimos!- le gritó sobre el fragor de las máquinas.- ¡Hoy es el día!
La sonrisa de Imbra se acentuó al comprender y compartir la causa de su regocijo.
-¿En serio? ¿Los treinta mil tan pronto?- gritó a su vez con un guiño travieso.- ¿Al fin mis pequeñas tendrán esa prima por la que rezan todas las noches?
-Será niño, lo presiento.-dijo Lenda con la ilusión de la primera vez.
-Todas sentimos lo mismo la primera vez. No te defraudes si no lo consigues.
Ambas permanecieron en silencio unos instantes, como si vislumbrasen el soñado cambio que se acercaba en su futuro.
Lenda volvió a mirarla.
-Cuando termine el turno tendremos los créditos suficientes. Iré con Markod a pagar el permiso para el primer niño. Aun no me lo creo.
Los altavoces volvieron a gemir con voz sorda. Una voz fría e impersonal comenzó a narrar la producción del día anterior con monotonía. Pero ahora el día era mucho más alegre en el manufactorum. Imbra, contagiada por su compañera, se permitió soñar con un pronto regreso de Liye, incluso con la prima que recibirían, tanto por producción como por el destino como irregular de la FDP, tal vez si recortaban los gastos, antes de que terminase el año podrían pagar el tercer permiso.

martes, 3 de agosto de 2010

El plazo ha expirado.

Pues si, el plazo para presentar los relatos al II concurso Dado de Dragón ha terminado ya, y por ello queremos invitaros a leer los relatos enviados aun de forma anónima.

Todos son de gran calidad y muchos llevan final sorpresa al más puro estilo M. Night Shyamalan. Lo decimos porque como magnos estudiosos de la conducta y psique humana esta tendencia colectiva nos ha parecido cuando menos curiosa.

Además os retamos a adivinar cual es el nuestro... Como pista os diremos que también hemos tenido la misma idea que muchos y nuestro final es sorpresa. ;D
El que lo adivine recibirá un minipunto y una mención especial.

domingo, 1 de agosto de 2010

Imbra. Manufactorum. Colmena alfa. 06


Un himno en loor del Imperium resonó con fuerza en el Manufactorum, al igual que lo hacía en cada altavoz de la Colmena. Mil gargantas entonaban aquel canto, desde las agudas voces de los niños huérfanos tutelados en la Basílica hasta la más grave del Sumo Eclesiarca. El himno cantado en gótico antiguo recorría las mayores hazañas del Imperio del hombre desde que el Emperador en persona había recorrido las estrellas unificando la Galaxia.
Había sido escrito por los mejores músicos del sector, adoctrinados por los más avezados psicocirujanos para que sus notas evocasen irracionales sentimientos en sus oyentes. Había algo en lo más profundo de cada humano que se activaba al escuchar los compases. Un éxtasis de magnitud avasalladora embargaba a los fieles súbditos del Imperio cuando las notas tocaban los resortes de sus almas.
Imbra gozaba ahora del canto. El transporte estaba apagado para no ensuciar la obra con el ronroneo del motor, los ojos cerrados, para que la música no se contaminase con otras sensaciones. Solo el himno, que le embargaba de alegría por el glorioso pasado de su raza, haciéndole olvidar incluso la preocupación por Liye.
Aun con todo, por muy perfecto que fuese el canto lo mejor era el final. Las hazañas eran cada vez más contemporáneas hasta que en medio de un súbito acorde se hacía el silencio.

La intención era clara, aquel repentino vacío era una declaración de principios. La humanidad había conseguido innumerables logros, pero no se detendría allí, y por eso la canción no estaba terminada, crecería conforme los hombres triunfasen contra los hados adversos. Aquel silencio estaba cargado de desafío hacia quien tratase de impedirlo.
Imbra suspiró por la fuerza de la canción que aun le tenía cogido el corazón. Se decía que había gente que había muerto embargados por fervor al oírla. Sin embargo, una vez que se había marchado era difícil rememorar sus ecos en los oídos.
Abrió los ojos al mundo real sintiendo que la carga ahora era mucho más pequeña.