Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

lunes, 22 de febrero de 2010

Atlua. Órbita sobre Valaquia Prima. 02

Con paso firme Atlua Blaria recorrió los oscuros pasillos de la nave dejando atrás los habitáculos del resto de integrantes del séquito del inquisidor Hellsing. Sabía que Sonner Blendeh estaba en la proa, echando un vistazo a las baterías de las gigantescas lanzas de energía que la nave contaba como defensa ante los peligros del vacío, por lo que la interrogadora se alegró de no tener que encontrárselo. No soportaba el comportamiento de aquel petimetre y no entendía como el viejo interrogador era capaz de compararlo con ella.
Durante el trayecto se percató de que todos los tripulantes de la nave seguían su avance con la mirada, lo que le ocasionó un sentimiento de victoria. Si su trabajado aspecto provocaba tal admiración en aquellos hombres que habían visto mujeres de cien mundos distintos estaba segura de que la nobleza valaca caería a sus pies. Sabía que el merecido descanso de su viejo maestro estaba muy cerca y su alma pronto se reuniría con el Emperador a la vez que su promoción oficial a inquisidora lo estaba aun más. Si consiguiese ganarse para ella las figuras influyentes de Valaquia Prima podrían apoyar su candidatura ante el consejo inquisidor del subsector para el puesto de inquisidora residente en el planeta.
Se quitó uno de sus largos guantes púrpura de seda jonuana y puso su delicada mano sobre el lector digital. La compuerta se abrió a un lado con un sonido suave y Atlua entró en el habitáculo del inquisidor dedicando una adorable sonrisa al arrugado viejo que aguardaba agazapado sobre su butaca metálica. A Lucca, el callado guardaespaldas, ni siquiera le dedicó una mirada, para ella aquel hombre era solo un mueble más propiedad de Hellsing.

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