Atlua. Fiesta de recepción. Colmena alfa. 09

Intentó enfocar a la psíquica en su borroso campo visual. Solo disponía de una oportunidad. Voidova estaba de pie y Atlua ni siquiera podía levantar una mano del suelo, tal vez en otro momento podría haberle hecho frente, pero ahora su única oportunidad era lanzar una sonda, algo tan rápido e insidioso que no lo viese venir. Si no lo hacía perfecto acabaría carbonizada como los asaltantes.
Hizo un último esfuerzo, una última bocanada de aire para sus doloridos pulmones, un pensamiento que brotó de su mente como si la desgarrase en una explosión de tormento.
Un pájaro de negras alas que voló por el inmaterium hacia la alta dama Voidova.
La dama dio un paso atrás golpeada por la furia de la interrogadora. Gritó de miedo y dolor y por un instante pareció que Atlua lo había conseguido. Después sus blancos ojos brillaron con fuerza y las fuerzas que le acometían se dispersaron en la nada.

Voidova levantó la mano apuntando a la interrogadora, que musitó un atrevido desafío mientras con fuerzas de flaqueza levantaba el rostro en un valiente gesto.
-¡Alto señora!- la voz de Feygor apagó los sonidos del combate, se acercaba cojeando pesadamente mientras su prótesis chasqueaban y lanzaban chispas.- son amigos, ¿lo recuerda?.
Voidova clavó sus ojos en el mutilado veterano y le apuntó a él con la mano. Este tragó saliva y levantó las manos mientras se ponía entre las dos mujeres.
-Señora, son invitados del general Draco. Ellos no son el enemigo. El general estaría muy disgustado si les pasase algo.
La mano relampagueante tembló cuando oyó el nombre de su esposo. En una tensa lucha consigo misma la parte más lúcida de Voidova se impuso. Cayó de rodillas, súbitamente agotada. Sus ojos, de nuevo verde esmeralda, evitaron mirar los ennegrecidos cadáveres a su alrededor.
Sonner con las ropas teñidas de un carmesí horripilante apareció junto a Atlua, intentando mantener erguido un burdo rifle que había arrebatado a un músico. Solo la adrenalina parecía mantenerle en pie.
-Mata a la bruja.- le susurró la interrogadora, aunque no supo si el sonido que surgió de sus labios se pareció a estas palabras.
Feygor estaba cubriendo los hombros de la mujer con una capa de gala castigada por el combate. Temmfels pasaba sus ojos de unos a otros, sin saber de que lado ponerse, había salido bastante bien parado del combate.
-No es una bruja. La alta dama Voidova es una psíquica autorizada para el regimiento Vigésimo Quinto de Hanvren. Si desean consultar su autorización ella misma podrá dársela, aunque ahora mismo preferiría que nos pusiésemos a salvo.
Sonner les dedicó una larga mirada y después asintió.