Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

viernes, 9 de abril de 2010

Atlua. Lanzadera de descenso. Colmena Alfa. 03

La interrogadora sintió una leve nausea mientras la lanzadera de descenso abandonaba la gravedad artificial de la gran nave inquisitorial y todos pasaban al influjo de la más limitada gravedad de la pequeña nave. Trastabilló sobre sus elegantes zapatos de tacón por el cambio en su peso y sus cuidadas manos aferraron la barandilla del mirador mientras a través del cristal veía desaparecer el negro firmamento cuajado de estrellas sometido por el color enrojecido del un perpetuo atardecer mortuorio conforme entraban en la atmósfera de Valaquia Prima.
El inquisidor parecía ensimismado sobre su trono antigravedad, observando las holopantallas que un alterado Lucca disponía ante él. El estúpido de Sonner por su parte no observaba el planeta, sino que miraba como un crío la nave que se hacía cada vez más pequeña hasta que desapareció en la lejanía.
Atlua cerró sus hermosos ojos y recurriendo al don que el Dios Emperador le había dado sondeó las mentes de sus acompañantes, preparando sus habilidades para el desembarco, cuando con su visión interior espiase a los valakos para evitar cualquier sorpresa.
Mirar la mente del viejo Hellsing era como mirar una bola de acero. Endurecido por la experiencia y pulida hasta lo inconcebible la mujer no consiguió encontrar resquicios por donde entrar en ella. La mente de Sonner era mucho más débil y aunque poseía también el don psíquico, era mucho más débil que la del inquisidor y que la propia Atlua. Las emociones no controladas, las debilidades de su caracter y la falta de disciplina arruinaban sus defensas y permitían que la interrogadora leyese sus pueriles pensamientos con toda facilidad. La emoción inconteniblemente infantil por la nueva misión le embargaba y multitud de planes mal trazados bullían en ella. Además, observó la espía mental con desprecio, recurrentemente sus sucios pensamientos acariciaban la información con la que el viejo inquisidor había bromeado, sobre la proporción de mujeres y hombres.
Pasó por la mente de Lucca. El hombretón simplemente repasaba los datos de seguridad del desembarco, comprobaba a cada instante el estado de sus armas y pensaba en un mantra ridículo que le daba verguenza recitar en voz alta para calmar sus nervios ante el descenso.
La mente de un memo. Alividada se apartó de esta reprimiendo una expresión de asco.

Abrió los ojos de nuevo. El inquisidor parecía estar sonriendo desde su trono antigravedad, tal vez adivinando lo que ella había hecho. Atlua le devolvió la sonrisa como si la hubiese cogido enmedio de una pequeña travesura.
La nave abandonó su caída vertical y se estabilizó en una larga espiral descendente. El mecanismo de gravedad intentó corregir la maniobra pero solo el anciano sentado en su trono se salvó de tener que agarrarse a algo al descompensar unos pocos grados la vertical. Cuando volvió a mirar por el observatorio la colmena alfa se alzaba a sus pies para recibirla y ella supo que su destino la esperaba allí abajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario