Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

sábado, 12 de junio de 2010

Vlad Draco. Fiesta de recepción. Colmena alfa. 04

El alto señor Vlad Draco maldijo entre dientes mientras los disparos láser pasaban sobre el muro tras el que se ocultaba. Había dos hombres con él. Dos soldados de la guardia de honor que había organizado para el inquisidor. Uno de ellos se llevaba las manos al vientre, intentando cerrar una herida de feo aspecto. El otro manoseaba una pequeña radio portátil intentando pedir refuerzos. Draco había visto demasiadas heridas y aparatos de comunicaciones rotos en su vida de soldado como para saber que ninguno lo conseguiría.
Disparó a ciegas con la pistola láser sin atreverse a mirar por encima de la cobertura. Maldita fuese la pompa y etiqueta. Todo había ido bien hasta que había presentado al inquisidor a los nobles menores de la colmena. Nadie había esperado un ataque tan frontal, tan carente de sutileza. La banda de música había sacado armas y había abierto fuego contra ellos. Para cuando Draco consiguió organizar una respuesta más agresores habían entrado por las puertas atrapándoles en fuego cruzado y diezmando a sus hombres. Con los guardaespaldas de los odiados Berdekat podrían haber aplastado sin problemas ese ataque, pero los muy cobardes se habían retirado salvando sus miserables traseros y abandonando a los de Colmena Alfa a su suerte.
La mayor parte de sus hombres estaban ya muertos. Él mismo solo había sobrevivido a la descarga inicial gracias a su campo refractario portátil que se había saturado ante la intensidad del fuego. Solo unos pocos afortunados de los suyos seguían con vida tras varias coberturas, sufriendo un fuego tan denso que no podían organizar una respuesta conjunta. Los más cercanos eran los guardaespaldas de los embajadores de colmena Epsilon que aguantaban con valor el tipo.
Sintió una punzada de preocupación por Voidova. Estaba alejada del tiroteo cuando el caos se desató pero tal vez su zona también hubiese sido castigada
De repente el soldado que se desangraba lanzó un grito de alarma. Draco levantó la vista y vio un grupo de hombres armados con rifles de manufactura barata cargar contra ellos sobre el muro con brillantes bayonetas caladas en los cañones.
El operario de comunicaciones murió sin percatarse del ataque con una hoja clavada en la espalda.
Vlad y el superviviente, espalda contra espalda abrieron fuego en automático segando varias vidas antes de que la cercanía de los agresores hiciese inútiles las armas láser.
Con un gesto de desafío el general retirado desenvainó su sable de etiqueta, una ornamentada arma que se prendió de crepitante energía.
De un mandoble segó el cañón que le acometía y en un fondo de respuesta se coló por debajo de otra y atravesó el pecho de un enemigo que cayó hacia atrás haciendo tropezar a los que venían detrás. La sangre siseó al evaporarse de la hoja. El alto señor se lanzó sobre ellos hundiendo la espada en la maraña de cuerpos una y otra vez atravesándolos como si fuesen muñecos de paja bañándose con regocijo en la sangre y los aullidos de los fatalmente heridos.
Por el rabillo del ojo vio una bayoneta acercarse y solo tuvo tiempo a desviarla. La afilada hoja serrada se clavó en su muslo con un estallido de dolor. Vlad retrocedió lanzando mandobles a ciegas con fines defensivos.
Un grito de agonía a su espalda le informó que el último soldado había muerto y que ahora estaba totalmente rodeado.
Las escalofriantes sonrisas de sus atacantes se acentuaron cuando fueron conscientes de que lo sabía. Como una manada de depredadores dieron un paso al frente estrechando el círculo.
Mientras taponaba la herida con una mano el alto señor Vlad Draco, antaño héroe de la Trinchera del Millón de Kilómetros, liberador de Efrak, y por encima de todo fiel servidor del Imperio les devolvió la mirada sin temor alzando con gallardía la espada.
-Venid bastardos. Tengo una audiencia con el Emperador y unos cuantos vais a acompañarme.

2 comentarios:

  1. He de admitir que al principio Vladme resultaba algo altivo pero me esta empezando a caer bien, no hay nada como el espiritu combativo espartano.

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  2. Bueno, una cosa no quita la otra ;D Los personajes con defectos siempre resultan más atractivos.

    ¡Nos alegramos que sigas por aquí!

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