Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Hellsing. Colmena alfa. 13

Nave negra. Imagen de Wikihammer40k

La sangre le corría por el rostro goteando sobre la mesa, uniéndose a la de la cabeza cercenada de Acters Klopat.
Sangre, tanta sangre…
Los años pasan ante sus ojos. La alegre infancia en Verulia, la devoción profesada por sus padres hacia sus hijos, la extraña suerte que acompañaba a su familia que les permitía gozar de un nivel de vida superior al de sus vecinos, la sonrisa de su madre cuando jugaba con los pequeños mientras Hellsing practicaba con su padre la lección que había aprendido por la mañana.
Sangre, tanta sangre…
Los sueños de futuro se vieron truncados justo en la adolescencia cuando las Naves Negras surgieron en el firmamento.
Oscuros hombres irrumpieron en su hogar y se los llevaron, arrojando a los hermanos a una celda sin ventanas muy lejos de la luz del sol arrastrando a sus padres sin importarles las lágrimas y los gritos. Jamás volvieron a verlos.
Hellsing no sabía donde estaban, no sabía qué iba a ser de ellos, ni cuanto tiempo estuvieron allí… solo sabía que sentía un miedo cerval hacia los captores de vacías miradas que los alimentaban.
Sangre, tanta sangre…
Un mes, un año, un siglo después los sacaron de allí y vieron el sol de Verulia por última vez. Caminaron por largos pasillos de la fortaleza arbites en una larga hilera de encadenados que asustaban a los pequeños. La mayoría estaban locos de atar, aullaban como animales o siseaban para sí en idiomas desconocidos mientras en sus miradas brillaba el miedo. Pero los que más atemorizaban a Hellsing eran los que estaban en completo silencio, mirándolo todo con ojos atentos, aquellos a los que los hombres de negras armaduras que portaban varas de crepitante energía vigilaban con especial atención.
La luz les acarició a través de enormes ventanales mientras marchaban por el pasillo hacia una nave de transporte que les llevaría a las enormes monstruosidades oscuras que aguardaban entre las estrellas.
Sangre, tanta sangre…
Fue la primera vez que vio sangre derramada con crueldad. En las naves los prisioneros estaban hacinados sobre sus propios desperdicios robándose unos a otros el poco alimento que se les arrojaba y siendo ejecutados por la menor trasgresión hacia el sosiego monástico que reinaba. No importaba que los hombres se matasen, pero al menos debían hacerlo en silencio.
Hellsing cuidó de sus hermanos, intentando apartarlos del caos que les rodeaba, refugiándose en su interior pidiendo ayuda al Emperador para que los ayudase a superar la ordalía en la que estaban inmersos.
Sangre, tanta sangre…
Fue la primera vez que tuvo conciencia que no era como los demás.
Sintió el cambio, el torbellino de pasión que se desataba a su alrededor. El universo le gritaba y a pesar de llevarse las manos a los oídos no podía acallarlo. Todos gritaron a una, incluso sus hermanos, como si sintiesen que bestias acechaban para devorar algo más preciado que sus propios cuerpos a una distancia no mayor que el filo de una sombra.
Muchos se sacaron los ojos y se desgarraron las muñecas con sus propios dientes, otros se golpearon unos a otros o se arrojaron contra las paredes de crudo acero buscando una salida rápida. Hellsing se arrodilló sujetando a sus hermanos y comenzó a rezar con fervor.
Años después sabría que acababa de experimentar su primera entrada en la disformidad.
Aquel día solo sabía que sus hermanos estaban enloqueciendo y que la sangre de mil hombres le manchaba las postradas rodillas mezclándose con su propia orina.
Sangre, tanta sangre…
Habían llegado. Un horrible planeta de acero defendido por un satélite natural erizado de gigantescas armas. La Santa Terra. El palacio de un Emperador que había finalmente escuchado sus plegarias.
Lo siguiente fue muy confuso. Solo recordó con claridad la mujer de pelo blanco y rostro tatuado que le miró con sus hermosos ojos grises desde el trono que ocupaba, la horrible migraña que tuvo después y como ella sonrió con una satisfacción poco usual mientras hacía un gesto con una de sus enguantadas manos. Los hombres negros lo llevaron a una celda privada y jamás volvió a ver a sus hermanos.
Los esperó durante días con infantil esperanza, hasta que se resignó a la cruda realidad.
A través de las paredes oía los gritos de devoción de los peregrinos que llegaban al planeta, cánticos mezclados con dolor mientras se azotaban, tantos y tantos que se aunaban en un solo grito de fervor y aflicción. Imaginó la sangre derramándose de las heridas autoinfligidas y cayendo al sagrado suelo…
Sangre, tanta sangre…
Luego se enteró que sus hermanos habían sido conducidos a la cámara del Astronomicon, un sacrificio para el Dios Emperador y para el mantenimiento del Imperio.
A él lo subieron a otra nave y lo embarcaron. El fervor y la determinación del muchacho lo salvaron de ser canibalizado en aquel holocausto cósmico y su potencial psíquico le otorgó la increíble oportunidad de ser un aprendiz de aquella mujer de pelo blanco que resultó ser una inquisidora.
Así comenzó el camino de Hellsing en la galaxia para gloria del Imperium, un camino investigación y asesinatos, un camino de purga, fuego a través de la historia de la humanidad.

La sangre seguía cayendo sobre la mesa a través de la luz de las llamas disformes, pero Hellsing ni siquiera era consciente. Se estaba ahogando en sus propios recuerdos llenos de amargura.
SANGRE, TANTA SANGRE, DEMASIADA SANGRE…

1 comentario:

  1. Me apetecía experimentar esta forma de narrar una historia.
    Dos relatos similares, uno con visiones de futuro y este con rememoraciones del pasado.
    Personalmente creo que está mejor la de Vlad. ;D

    Ya me contareis que os parece.

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