Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

jueves, 21 de enero de 2010

Hellsing. Órbita sobre Valaquia Prima. 03

El lector digital reconoció la palma de su mano y le dio acceso a su habitáculo en el centro de la nave. Hellsing entró con paso cansado buscando con la mirada la butaca para desplomarse sobre ella. Lucca metió su gigantesco cuerpo después y tecleó el código de cierre en el panel lateral.
El inquisidor se llevó las puntas de los dedos a las sienes y se masajeó con ellos. El guardaespaldas permaneció en silencio mirándolo con aquellos ojos oscuros y tranquilos.
-Estoy cansado- dijo al cabo de un rato el inquisidor - cansado y viejo.
La mirada siguió clavada en él.
-Creo que llevo cansado y viejo mucho más de lo que la mayoría de hombres han vivido.
Un brillo en los ojos, una sonrisa callada.
-En eso he sido afortunado, aunque desearía no haber llegado tan lejos y haber sido más feliz.
La sonrisa se ensanchó.
Un zumbido del intercomunicador llenó la sala, cuando contestó la voz del capitán le informó que estaban por fin en órbita alrededor de Valaquia. Se lo agradeció con una frase cortés y desconectó el aparato.
Lucca se había quitado la toga blanca que solía llevar y flexionaba ahora el brazo derecho, una extremidad de reluciente acero y ceramita, haciendo que los dedos bailasen como un abanico. Siempre que se quedaban a solas lo hacía, según él para mantener ejercitada la prótesis mecánica, aunque el inquisidor sospechaba que era por que echaba de menos sus brazo orgánico. A pesar de ello lo mantenía en perfecto estado y a Hellsing le dolía el corazón cuando lo veía bruñéndolo con la misma gamuza que pasaba por la hoja de su mandoble de energía. Aun recordaba la feroz determinación de aquel rostro cuando una bioproyectil tiránido había atravesado su armadura y los virus devoradores de carne le empezaron a devorar la extremidad. El guardaespaldas aferró su mandoble y se seccionó el brazo con los dientes apretados antes de que la descomposición le llegase al torso. Aquel día puso a salvo al inquisidor en un transporte orbital antes de desmayarse.
-Valaquia será el último.- dijo de repente el anciano poniendo voz al pensamiento que le rondaba insidioso desde hacía meses.
Lucca levantó los ojos y lo miró de nuevo. Pasados unos instantes y viendo que el inquisidor no seguiría hablando preguntó:
-¿Vas a aceptar por fin el puesto en el Cónclave?-preguntó con una voz serena y sin emociones.
-El Cónclave puede irse al infierno.-masculló Hellsing- estoy muy cansado y lo inevitable se acerca. Estoy seguro de que al otro lado del velo hay gente esperándome con cuentas por saldar.

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