Aviso del Cronista.

La caída de Valaquia Prima es un conjunto de relatos estructurados como una novela río sobre los sucesos que acontecen en ese planeta ambientado en el universo ficticio de Warhammer 40.000.

El creador de este blog solo tiene el objetivo hedonista slaaneshiano de pasarlo bien y hacerlo pasar bien a quien pueda leerlo. Sus relatos están hechos por fans y para fans de los fantásticos juegos de Games Workshop y por tanto no es para nada oficial ni está respaldado por susodicha empresa, no pretendiendo con ello afrentar su posición ni menoscabar su trabajo.


Pensamiento del día.

martes, 31 de agosto de 2010

Hellsing. Colmena alfa. 12



Una amplia avenida se materializó alrededor del inquisidor, mientras cientos de personas surgidas de la nada deambulaban por sus aceras.
Él comenzó a caminar a su vez con pasos élasticos pues en el mundo de la mente aun era joven y fuerte.
Observaba los desconocidos edificios, las señales luminosas, los borrosos rostros de la gente que parecía velada por las sombras.
Había participado en cinco rituales como este con anterioridad y todos los lugares eran diferentes. Él tenía la teoría de que en el trauma de la muerte cada uno se refugiaba en lugares que habían significado algo.
Había un hombre caminando en dirección contraria. Su rostro, el único perfectamente visible en aquel mar de caras grisáceas era el de la cabeza que el cuerpo de Hellsing sostenía entre sus manos.
-Acters Klopat.- saludó deteniéndose a varios pasos.
-Inquisidor.- aquello siempre le llamaba la atención, ni Klopat ni los anteriores participantes en aquel ritual jamás habían conocido al joven Hellsing, sin embargo los connatos de personalidad eran capaces de reconocerle.
-Acters, ¿sabes por qué estoy aquí?
El hombre miró alrededor. Había comenzado a llover.
-Aquí fue donde me reclutó. No usted personalmente. Fue la chica, la que es tan guapa como fría.-suspiró- supe que la vida cambiaba, viajaría entre las estrellas, destruiría los enemigos del Imperio.
-Quiero saber por qué lo hicisteis.
-El futuro se presentaba brillante ante mí y durante años fui feliz. Vi nuevas tierras, maravillas que jamás imaginé, y las mujeres... ya sabe, en muchos planetas se vuelven locas por los ultramundanos...
-Acters.
El aludido lo miró fijamente. La lluvia arreciaba parecía confuso, como si por primera vez viese lo que le rodeaba pese a estar hablando de ello.
-No se que hago aquí. Íbamos a un planeta recien colonizado. Recuerdo algo del informe... algo divertido... decía que había muchas más mujeres que hombres. Nos lo pasamos muy bien al llegar, ya me entiende.
-¿Qué pasó en Valaquia?
Pero ahora su antiguo seguidor estaba tatareando una estúpida canción infantil mirando al cielo.
Estaba demasiado confundido para ser útil. La muerte neuronal lo había vuelto inservible.
Hellsing miró a su alrededor. Ya no había sombras caminando a su alrededor. La lluvia se detuvo y se evaporó en un instante como si no hubiese estado allí. La siniestra niebla del olvido avanzaba por el boulevard devorando los frágiles recuerdos de aquel despojo.
Dio media vuelta para marcharse.
-¡Espere inquisidor!- le llamó el hombre de repente sorprendentemente lúcido.-debo decirle algo importante.
Lo miró. Con un par de pasos recorrió la distancia que le separaba y lo sujetó con fuerza.
-Quédese conmigo. Tengo miedo. La niebla se acerca.
Hellsing intentó soltarse sin éxito.
-¡No quiero estar solo!
-Dime algo y te ayudaré.-mintió el viejo.
Aquel hombre estaba realmente atemorizado.
-Este planeta está perdido inquisidor. Sombras oscuras acechan su agonía para devorar el cadaver. Peligros inmemoriales se esconden aquí y cuando alguno prevalezca la condenación caerá...
Terminó la frase con un aullido desquiciado. La niebla trepaba ahora por sus piernas, Hellsing utilizó todas su fuerzas para soltarse y retroceder mientras lo que había sido Acters Klopat era engullido por la nada.
Cruzó el abismo de oscuridad en un parpadeo, fijándose en la luz que brillaba en la lejanía, alumbrando la inmensa negrura surgiendo a través de su cuerpo físico como un faro. El Astronomicón, el ejército de psíquicos condenados en la lejanísima Terra era la luz que le permitía volver de nuevo.
Por fin, tras apenas unos instantes tras haberlos cerrados el anciano abrió los ojos.

Lucca lo miraba exactamente en la misma postura.
Hellsing negó con la cabeza ante la pregunta no pronunciada.
-Se había perdido demasiado. Solo habló sobre horribles peligros sin nombre que nos van a engullir a todos en este planeta...- una mueca terrible que pretendía ser una sonrisa asomó por su cara-¡Je! ¡Como si hubiese uno solo que no estuviese amenazado!
En ese instante la cabeza de Acters abrió la boca y su mirada se tornó terrorífica brillando con un fuego arcano.
-Lamento no haber sido de ayuda inquisidor.-la voz era horrible, desgarrada por mil agonías, suplicando por una destrucción completa. Pero fueron sus últimas palabras las que horrorizaron a Hellsing.
-Orangal le envía saludos.
Y con este tétrico mensaje la cabeza ardió entre las temblorosas manos del viejo inquisidor, dejando helado de dolor su corazón.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, ese siempre ha sido uno de los problemas de mirar mas alla de este mundo, puede que algo de alli te vea...
    Os seguimos.

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  2. Que me lo digan a mí... Cuando miras al fondo de una jarra de cerveza, la cerveza te devuelve la mirada...

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